jueves, 24 de abril de 2008

Un gato holgazán y el cosmos

-...el misterio de mi ser se proyecta al infinito y vasto Cosmos. Me muevo dentro de la Vía Láctea, esa que me sostiene en esta tierra de opuestos, de causa y efecto, de péndulos, pero está muy lejos y me niega el conocimiento, no me lo revela; soy yo quien tiene que descubrir la verdad. Soy una gran molécula orgánica que se desplaza a un ritmo sostenido...”.

Alejandra se quedó pensando en las palabras del profesor y esperó que finalizara para preguntarle.

-Pero, ¿por dónde comenzar? ¿Cuál es el camino para descubrir esa verdad?

-Buena y difícil pregunta. Está en cada uno encontrar ese camino. Algunos lo buscan afuera, otros en su interior. Pero hasta que el afuera y el adentro no se encuentren, la respuesta no va a surgir.

-Pero, el conocimiento siempre nos viene de afuera.

-El conocimiento no viene de ninguna de las dos partes y de las dos. Es una fusión que debe producirse entre nuestras circunstancias externas y nuestro ser interior. Imagine dos cuerpos celestes que chocan y se produce una explosión. De allí nacen múltiples creaciones, expresiones que dan vida y completan a otros seres.

-¿Podría darnos un ejemplo?

-Miguel Ángel. El decía que sus esculturas estaban ya dentro de la piedra. Que él solo era el instrumento para quitar lo que sobraba.

-Sigo sin entender, profesor Tracia.

-A ver, supongamos que usted encuentra en la calle a un gato abandonado. Lo rescata, lo lleva a su casa y lo adopta. Lo alimenta y lo cuida de tal manera que se convierte en una compañía para usted. Una vez que el gato creció y se acostumbró a sus cuidados, ya perdió el interés en salir a investigar el mundo, porque su mundo es su hogar y allí se encuentra cómodo. Si usted no lo hubiera socorrido el gato se acostumbraría a vivir en la calle y se arreglaría solo para buscar su sustento y sobrevivir. ¿Cuál de las dos situaciones cree usted que es la más apropiada para el gato?

-La primera. Vivir conmigo y tener mis cuidados y mi amor.

-Pues no. El gato desarrollará más su instinto animal y será un verdadero gato en la medida que viva con otros gatos, libre, y no encerrado entre cuatro paredes, donde su amor sólo lo convertirá en un gato holgazán y malcriado.

-Pero entonces ¿nadie tendría que tener mascotas en sus casas?

-Yo no he dicho eso. Cada cual es libre de tener lo que quiera en su casa.

Alejandra dejó la clase totalmente desorientada. Llegó a su casa y su pequeño gato Dionisio ni se molestó en recibirla. Apoltronado en un sillón, dormía plácidamente su siesta. Ella lo miró y admiró la belleza de su pelaje, blanco y sedoso. Lo levantó y lo atrajo hacia su pecho. Mientras lo acariciaba pensó en Miguel Angel y en el profesor Tracia. Ese viejo profesor estaba loco si creía que ella abandonaría a su suerte a un ser tan indefenso. Tiró sus libros sobre la mesa y con el gato aún en brazos, buscó algo de comer en la heladera y prendió el televisor. Empezaba su novela favorita.

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