martes, 6 de septiembre de 2011

Agrupación dispar

Me siento en el bar de Corrientes y San Martín y pido algo fresco. El calor aprieta mi cerebro pero lo siento en los pies. Busco un lugar cerca de la ventana y observo toda la gente que pulula como hormigas por la ciudad. Caras de me duele la muela , hoy tengo que vender aunque sea un pasaje, si no consigo este trabajo me voy al sur, es un turro me las va a pagar, me tiño el pelo o sigo con este aspecto de bruja…múltiples caras y cuerpos que se me vienen encima.
Tomo de un trago el contenido del vaso que me sirve el mozo y vuelvo a mirar por la ventana. Ahora veo zapatos, sólo zapatos, negros, marrones, blancos, verdes, de taco alto, de taco bajo, nuevos, gastados… caminan en todas direcciones, algunos se detienen indecisos, otros esperan cruzar la calle; se mueven nerviosos para adelante, para el costado, se detienen, retroceden, vacilan. Giro la cabeza y miro al interior del bar que ahora está vacío, todos se fueron dejando allí sus zapatos. De repente una horda de zapatos entra sin que la puerta vaivén se mueva. Se dirigen hacia mí. Todos los que antes vi en la calle vienen a increparme.
Con lo poco que me queda de cordura, dejo la consumición y escapo tratando de esquivarlos. Finalmente, con mucho esfuerzo, puedo salir a la calle donde millones de ojos me observan.