miércoles, 29 de octubre de 2008

Casimiro

Casimiro es un hombre con todas las letras, aunque algo despistado.
Desde que lo conocí me enternecieron sus modales pausados y su mirada profunda, que parecía atravesarme. Tiene costumbres extrañas y habla consigo mismo, aunque lo hace tan bajito que no entiendo lo que dice. Conmigo casi no habla pero hace otras cosas que son mucho más interesantes, y en eso soy muy afortunada porque, a mi edad, la mayoría de las mujeres se quejan de que sus maridos ya no las atienden. Y no hablo de cursilerías; jamás me regaló flores o bombones.

Hoy cumplimos cuarenta años de casados y me hizo una confesión y una propuesta.

“Mi querida y fiel Lucrecia. Después de casi una vida juntos debo decirte que soy un ser de otro planeta, un extra terrestre. El día que te conocí había aterrizado en la Tierra, a la que me costó mucho adaptarme. Te amé apenas verte y te sigo amando. Pero hoy debo regresar a Marte y quiero que vengas conmigo. Hay cosas que allá no se estilan pero si me acompañas podríamos seguir con nuestras prácticas nocturnas, tan excitantes. ¿Qué me dices?”

Juré amarlo hasta que la muerte nos separe.

Niño Índigo

Sucedió en mi pueblo, un día del más frío invierno que recuerdo. Fue durante el festejo de mi cumpleaños número diez. La abuela Inga me hizo una gran torta de manzana y nuez. Mi madre calentaba el chocolate cuando el cielo se puso rojo y una rara penumbra adelantó la noche. El asombro primero y lo inverosímil después: un encuentro de dos mundos, que sólo yo experimenté. Para mi familia fue un capricho más de la naturaleza, un suceso de los tantos que suceden en el campo.

Salí afuera y vi al cielo unirse con la tierra. Aunque era de noche, pude ver el sol sin encandilarme; por sus rayos él se deslizó como en un tobogán de luz. Un niño igual a mí vestido de blanco entró en mi cuerpo y una voz interior susurró: “Vengo de Saturno para decirte que tu hora ha llegado. Estás listo para informarnos sobre la conducta de los habitantes del planeta azul”.

Desde entonces, cada noche viajo hasta Antares, mi estrella; ella me nutre de la energía que necesito para cumplir mi misión en este denso y extraño mundo, donde los hombres se niegan a entender. Quisiera poder quedarme allí.

Semiramis, hija de una paloma, de depoetasydelocos (mención LNOL)

En los jardines flotantes de Babilonia se posa una paloma azul, perdida busca a su madre.
Abandonada a su suerte cuando aún no tenía plumaje.
Apiadándose de su soledad un hombre construyó una jaula de dorados barrotes para contenerla.
Ella ansiaba vivir en libertad, quería revolotear sobre las flores de los majestuosos jardines.
El destino que es sabio la liberó de su prisión, convirtiéndola en una bella mujer que con el tiempo sería reina de Babilonia.
Pese a todo la bella Semiramis dejaba ver su mirada triste.
Shamshi el guerrero enamoró a la bonita mujer.
Adad-Nirani fue el primer fruto del amor que se profesaban, un ángel de ojos color de cielo y cabellos robados al sol.
Nadie podía presagiar el futuro incierto.
Semiramis recibió una carta, buscó la fragancia de los jazmines para leerla.
Tenía el corazón estrujado por el dolor, al conocer la traición de su primogénito.
Guardó el sobre en su pecho, buscó una filosa daga para hundirla en su corazón, así llamaría al olvido.
Hoy esa solitaria paloma sigue su vuelo entre las flores, se eleva al cielo, tal vez encuentre el nido perdido.

El Maestro, de Lili Marleen (ganador LNOL)

Caminó hacia atrás buscando un horizonte invertido en los confines del alma. No encontró ningún signo en la Naturaleza que pudiera ayudar a los hombres. Los registros akáshicos se habían esfumado y la Atlántida descansaba en algún lugar. El jardín sucumbió y sus discípulos permanecieron a su lado. La dimensión se había modificado; les quedaba una muralla dividiendo sus cerebros. En la parte izquierda conservaban la lógica y en la derecha la intuición. Sólo los vórtices de energía en un viaje lleno de giros los llevaría al paraíso perdido. Puede que los majestuosos Jardines Colgantes de Babilonía no representen ni un mito ni una utopía y que en algún momento puedan descubrir que esos jardines existen en el futuro…

jueves, 23 de octubre de 2008

Pantomima, de Lili Marleen (mención LNOL)

Esta escena comienza en una calle donde las macetas estallan de flores con pétalos que semejan sábanas. Un gato abraza una casa y el pájaro prisionero yace muerto dentro de la jaula. Muchos hombres con su mano izquierda se toman su frente gacha, mientras otros elevan su mirada al cielo. En una silla una mujer está cosiendo ropa mientras los muchachos juegan con vehículos de diferentes modelos. Las niñas entran y salen de las casas dando brincos con improvisadas muñecas en sus regazos Tras una profusa niebla cambia la luz. La luna de utilería que bañó la escena anterior ahora ha bajado mucho más y se torna como un sombrero.

Es un lugar que asemeja a un museo. Los hombres miran con interés y emiten imágenes más que elocuentes a través de gestos y miradas. El ambiente ahora guarda relación con su estatura. Están leyendo las placas donde se exhiben unas pequeñísimas estatuas de cuerpo entero pertenecientes a hombres notables de una época pasada.

Polifemos, de Randos (mención LNOL)

Si se me pregunta cuando comenzó esta vocación por la vigilancia no convencional les diré que a mis 7 u 8 años. Empecé colocando un grabador durante una charla que mantuve con una amiga de mi hermana, que a poco de tirarle la lengua empezó a hablarme pestes de ella creyendo que yo estaba en todo de acuerdo.Con el tiempo me aburrí, deseché el juguete hasta que se me ocurrió dejar prendida durante una noche una cámara de video en la habitación de la galería; el lugar donde jamás ingresaría pasada la medianoche.La sola quietud quedó impresa, pero La fantasía de estar presente mientras la cinta corría, me estimulaba placenteramente.

Durante la vigilia del viernes- gracias a sofisticados medios que fui incorporando- descubrí que los destrozos de las casas del otro lado del puente, las producen gigantes ciegos, “Polifemos”, que guiados por el ladrido de los perros y los olores del pantano, les hincan el diente a esas endebles estructuras de adobe y cartón; las roen como a casitas de chocolate hasta las primeras luces del alba, ocasionando ese horrible espectáculo de paredes, puertas y ventanas carcomidas.

Principio del fin, de Celia

-Tibia es la noche, empapada de fragancias que resbalan por los ropajes de los ilustres paseantes. El Rey, dos sacerdotes astrólogos y un alto dignatario caminan por las terrazas húmedas y hablan de imperios, mapas y códigos, astros y vaticinios.La luna alfombra pasos y alumbra palabras. Todo parece eterno como la noche, sabio como los siglos, firme como la confianza de los poderosos en el porvenir.Una mujeruca se agazapa bajo un sicomoro al paso de los mandatarios. Es vieja y arrugada y ya nadie reclama sus servicios en el Templo de Ishtar. Todas las noches se guarece en las sombras de los Jardines y se alimenta de frutos caídos, grillos y polillas. Arrebujada en su túnica rueda como un amasijo informe cuando uno de los jerarcas la patea como a escoria.”¡Paso libre al Rey!”Los ilustres continúan su sosegado trayecto mientras sus educadas voces susurran conquistas y proyectos.Tras ellos, un amasijo informe de telas yace desnudo del viejo cuerpo que lo habitaba. En su lugar, un palpitante ramillete de culebras surge y se dispersa multiplicándose por todos los rincones, contaminando de muerte la tierra y las raíces. Y una flor se cierra.
Y la eternidad se adelgaza.

A vos, de hugozimmer

A vos que me salvaste tantas veces de monstruos horribles que esperaban tras las puertas.A vos que convertiste las mas siniestras pesadillas en dulces sueños.A vos que habitas en mis gestos, en mis maneras y vas conmigo con tu sello.A vos que repartías las monedas en partes iguales fuéramos los que éramos, hermano, amigo o compañero del colegio.A vos que me regalaste lo mejor que tenias, y que lo único que te guardabas eran las amarguras escondidas. A vos que me contabas chistes cuando el agua subía hasta el cuello.Por vos creo en el cielo, aunque fueras la única habitante, creo. Por que cuando me faltan fuerzas, cuando me estoy cayendo, en la tristeza, te apareces en mis pensamientos, y me das esa potencia inusitada, y escucho como que fuera hoy , aquella canción que cantabas:“Por cuatro días locos que tenemos que vivir, por cuatro días locos te tenes que divertir” Y entonces en lo peor de mis infiernos, tu sonrisa me salva con solo mirar al cielo.

El jardinero

Hoy debo escribir sobre los jardines colgantes de Babilonia y yo, que vivo en Babia, me pregunto qué significado tendrán, en mi miserable existencia, esos antiguos jardines que nunca existieron. ¿O sí? Lo único cierto es que Nabucodonosor II fue un rey y yo soy un simple mortal que apenas puede vivir de sueños. Quizás lo que nos una, a ese rey caldeo y a mí, es que mi oficio es de jardinero y él, parece que construyó aquellos fantásticos jardines en honor a su reina, en prueba de su gran amor.

Yo, por más flores que le lleve a la mía, no logro conquistar su solitario corazón, aunque abrigo la secreta esperanza de que algún día descubra la maravilla que le aguarda en mi jardín y lo bien que se sentiría en él. Aún ignora que éste necesita su luz y su mirada puesta en cada semilla caso contrario éstas se irán secando y morirán. Pueda ser que en sus laberintos encuentre el secreto del amor o también que se pierda en ellos para siempre. Si se produce el milagro y me acepta, nuestra historia trascenderá los sinuosos vericuetos del tiempo y seré como aquel famoso rey.

Babilonia

Babilonia,
imperio bañado por el Tigris y el Eufrates,
tu poderío cultural,
el más grande del occidente asiático;
tus murallas y tus cien puertas de bronce
guardaron las pasiones y arrebatos de los dioses.
Tu terreno fértil, tus colinas húmedas,
propiciaron el conocimiento, la astronomía,
las ciencia exactas, las artes.
Hoy aquel brillo sucumbe junto a la majestuosidad
de los Jardines colgantes,
emblema del amor que yace sepultado en tus ruinas.
Por los celos y la envidia de quien no merece
llamarse hombre.
Quien en su pequeñez,
no reconoce la magnificencia de sus ropajes.
Y en su incomprensión,
destruye la vida
en todas sus manifestaciones.
Es, fue y será el hombre,
quien en su afán de superar a Dios,
en su arrogancia,
erige una Torre,
desconoce que El está
en cada planta, en cada flor
que el Rey obsequió a su reina,
en los senderos de abetos,
en los laberintos
cubiertos de verde follaje;
en la semilla que pisotea altanero.
No sabe que en ese Jardín se condensa
la verdad de todas las cosas,
el misterio del hombre,
el ciclo de la vida,
la simiente que crece, se reproduce y muere,
para volver a nacer, una y mil veces.

jueves, 9 de octubre de 2008

Seda de araña, por Lilianfossi (mención foro de cuentos LNOL)

El departamento de desarrollos y proyectos de la líder en neumáticos laboraba frenéticamente en la nueva invención. El Ceo y, el poderoso grupo de inversores, entre ellos, la automotriz interesada, iniciaban una nueva era en las carreras. . Se encontraban sumergidos totalmente en el proyecto. Las reuniones y el trabajo; con todo el personal abocado a la tarea se transformaron en full time. No había feriados, familia; ni días, ni noches. Todo al máximo secreto, incluso al personal se les construyó un magnifico hotel dentro del predio de la fábrica, con el objeto de evitar contacto con el exterior y fuga de información. Aunque el proyecto había costado al principio, millones de pesos; el costo de aplicación actual era ínfimo, con ganancias por sobre el100%. Estimándose en días, el recupero de la inversión. El piloto estaba garantizado y era el aval ante los fanáticos. Las consultoras dieron el ok sobre todo los concerniente a legislación y reglamentos locales e internacionales. El camino estaba allanado de cualquier sorpresa. Las pruebas pilotos afiladas a perfección. Por fin se había logrado que los gusanos de seda elaboraran seda de araña. Las gomas, el traje, el auto, fabricados con ese producto, elástico y fuerte.

PD: La seda de araña es màs resistente y elastica que el metal. Se considera que un pequeño làpiz de esta seda, puede detener un aviòn. Se està buscando imitarla quimicamente y se ha experimentado con gusanos de seda: introduciendo genes de seda de araña en cromosomas de gusanos de seda. Para el 2010 se lanzarà ropa de esta seda. besos

Rutinas de hipódromo, por Celia (Ganador foro de cuentos LNOL)

-Justo cuando arrancaron los caballos cayó a mi lado, blandito, como si las piernas se le derritiesen. Nadie en la tribuna se dio cuenta; no era momento de fijarse en esos detalles, la carrera había comenzado y requería toda la atención, también la mía que había apostado por Tornasol. Una corazonada.
Lunazul, la yegua baya, le sacaba un cuerpo a medio recorrido; aproveché un segundo para mirar hacia abajo: un tiro en la cabeza. Todavía se movía un poco, los últimos estertores. Tornasol se activó de pronto. La gente enronquecía, Tornasol arreciaba. Me pregunté si sería un ajuste de cuentas. ¿Se trataría de un mafioso? Quizá... Tornasol ya rebasaba una cabeza al segundo. ¿O se habrían equivocado de objetivo? Esas cosas pasan. ¡Tornasol! ¡Tornasol primero! Qué alboroto. La gente lo deja todo perdido, la tribuna llena de habanos a medio fumar, boletos arrugados, envoltorios de chocolates, me lo decía al final un encargado de la limpieza: "señora, cuánta porquería, ¿ha visto?" y lo señalaba a él, que ya estaba muerto del todo. "¿Lo conocía, era algo suyo?" Entendí sus dudas. "Mi marido. Pero puede recogerlo con todo lo demás, descuide"- respondí. Y lo barrió entre papeles, chicles, mondas de mandarina?