sábado, 28 de febrero de 2009

Mi puerto más seguro

Consigna: escribir un cuento situado en un puerto lejano

Múltiples pensamientos se mezclan como un amasijo de cables que no puedo desenredar; me dejo envolver por rutinas para ocultar lo que me intranquiliza, esa sensación subliminal que me invade de tanto en tanto y me dice cosas que no quiero escuchar. Como que necesito ese puerto seguro, ahora tan lejano, que fue él para mí. Se que no volverá, que sólo puedo recrearlo en mi memoria, en mi corazón solitario, en esa búsqueda que no termina de concretarse.

A veces temo volverme un espectro, una sombra incrustada en la pared de la existencia. Tengo que encontrar la manera de salir de este letargo, de jugarme por lo que quiero, de romper la coraza que aprisiona mi verdadera naturaleza y atreverme. A vivir. Como sea. Como soy. Sin esperar nada a cambio. Sin temer a que una vez más, rompan mi corazón en mil pedazos. Y para eso deberé entregarme a la aventura de ser yo misma.

Quizá descubra entonces que no hay nada escrito en las estrellas y que mi salvación no está en el otro.

viernes, 6 de febrero de 2009

De tí depende, geor (mención foro LNOL)

Consigna: escribir un cuento de no más de 200 palabras desde dentro de una computadora.

-¡Dale, anímate hombre! Pruébame. Estás utilizando sólo el veinte por ciento de mi capacidad. No haces más que pensar y pensar y no te decides a dejar todo en mis manos. Dame algunas pautas nomás, lo demás corre por mi cuenta. ¿Quieres escribir un cuento? ¿Y la consigna soy yo? Me haces reír. Es tan simple y tú lo ves tan complicado. Ese es el problema de los hombres: la falta de entrega.

-Ensayemos: “Estoy cansada de esperarte, de escuchar tus lamentos sostenidos sobre tu falta de creatividad, de amor, de emociones, de ideas. Si supieras lo fácil que es. Con sólo decírmelo, te quiero, y ya está. No sabes de lo que soy capaz; si te atrevieras. Recorreríamos juntos el mundo y viviríamos las más divertidas aventuras. Yo contengo todo lo que tú deseas. ¿No crees que yo pueda amarte de esta manera absoluta, sin condicionamientos, sin prejuicios, así tal como eres? Pruébame, aquí estaré siempre; aunque me canse de tus indecisiones, no me iré, salvo que tú decidas dejarme. De ti depende. ¡Vamos hombre, atrévete!”

¿Viste qué fácil fue? Yo te escribí el cuento y tú te llevas las palmas. ¿Ahora comprendes la medida de mi amor?