martes, 17 de mayo de 2011

ALUMBRAMIENTO

A Inés

Transpiro trémula en la febril espera; quiero seguir siendo sólo yo pero ella insiste mientras ondas sedosas se adhieren a mi cuerpo exhausto. Su energía me atrapa y ya no existo; el grito estalla en la garganta sedienta.

Éxtasis y muerte convergen en la hora previa. Temo pero resisto. Algo mío desaparecerá inevitablemente. Me llama. Escapo. Vuelve a llamarme; la realidad seduce más que el encuentro con lo desconocido. Ella flota en aguas mansas, indiferente a mi lucha por retenerla y me anima a dejarla salir de su inocente y cálida guarida.

Irrumpe decidida, envuelta en láminas de extenuado plasma. El descanso anticipa el asombro y tentáculos impacientes disuelven la agonía, la abrazan y contienen. Ahora el miedo es otro.