lunes, 28 de abril de 2008

En Orbita (de Gabriel Busquets)

Cada vez que me dirijo al supermercado chino me asaltan dudas que terminan sacándome de quicio, por más que lo intento no alcanzo a percibir la verdadera idiosincrasia de ese pueblo y así ingenuamente llego a la conclusión de que los cientos de millones que habitan en Asia son iguales a mis vecinos: No toman mate, no se detienen a meditar acerca del sentido de la vida ni duermen la siesta, y tampoco evidentemente se miran a los ojos enamorados diciéndose pavadas al oído, de la misma manera que para nosotros es habitual hacerlo. Y tampoco comen asado. Me decido inmediatamente a ponerlos en órbita junto con mi abuela de noventa y tres años que a duras penas consigue sostenerse y tenemos que turnarnos para ayudarla a andar ya que casi le es imposible hacerlo por sí misma. La pobre piensa que a su edad ya no está para esos trotes pero se miente a sí misma, en verdad lo ignora profundamente desde chica, cuando nació y aún cuando tenía diez años. Ella ha creído toda su vida que las estrellas se encuentran en el cielo, comprendamos que ha vivido toda su vida en el campo entre vacas y lechugas y casi no pudo asistir a clases y nadie en ésta tierra sería capaz de disuadirla de lo contrario.
Otro que decidí poner en órbita es a mi amigo, ese que solo piensa en sexo y poder, una fórmula humana bastante más eficaz que cualquier otra droga. Claro, yo también le dedico mis buenas horas por día a esas actividades y es más, lo haré hasta el fin de mis días pero sabiendo que en el fondo es una búsqueda sin sentido, no trascendente, cómo nada lo es verdaderamente en ésta vida. Desde afuera parece un hombre afortunado, la vida entendida cómo muchos la entienden le sonríe, mueve las fichas de su vida con habilidad maestra, atrae dinero, amantes, autos, casas, empresas, todo parece salirle bien. Ese no es su problema, lo que ocurre es que él está convencido que en eso consiste la vida; la reflexión, la tristeza, la angustia existencial solo vienen a arruinarle el sueño en el que está viviendo aunque debo admitir que si él se muriera antes que yo de cualquier manera lo extrañaría porque es tan ser humano cómo cualquiera, simplemente el arraiga su ser en otro sitio pero es bueno, lo quiero así. Aunque sospecho que no va a tener el valor de llevarse el polvo de estrellas por delante y sentir el viento en la cara cuando lo ponga en órbita.
El micro de Anoxfelés me gustó, es una muestra de los universos paralelos en que vivimos los seres humanos y no nos damos cuenta, junto con las termitas y los divagues de Liliana los voy a poner en órbita hoy mismo sin falta, de otra manera no se podría vivir. Claro, todos hubiéramos querido que la vida fuera agraciada con nosotros dándonos cuerpos perfectos, rostros hermosos y facilidad para contar historias en público en lugar de estar parados en la vida reflexionando e intentar describirla con palabras, afortunados de nosotros que cada hecho nos cuesta lágrimas de sudor conseguir. Y a los chicos y grandes que comen con la boca abierta y agarran mal el tenedor también les cabría hacerse un viajecito interestelar. El otro día me animé y le dije a una amiga: -Comés con la boca abierta, está mal. Es claro que ella no lo comprendió en absoluto, me dice:-¿Y dónde está escrito que deba ser así? Cada cuál come cómo quiere. Encima ni le mencioné que nadie debe comenzar a comer hasta que se siente el último comensal y menos pararse a cada rato para ir al baño, aunque ella está convencida de que sigue siendo muy fina y en realidad yo la amo tanto que quiero casarme con ella porque una cosa no quita la otra o sea, nadie se aguanta viajar por el espacio pero eso está bien, después de todo es la naturaleza humana.

Hoy los puse a todos ellos en órbita a las diez de la noche pero no parecen darse cuenta, simplemente sienten pesadez en los ojos cómo los chicos que piden ir a la cama y parecen no advertir que viajamos a través del espacio a una velocidad infernal, dando vueltas enloquecidamente alrededor del sol a una velocidad de 106.000km por hora. ¿No sienten el viento en la cara? ¿No sienten temor a salir despedidos al espacio exterior por un pequeño error de cálculo? Hay que estar atentos porque comer con la boca cerrada es de buena educación aunque finalmente tampoco sirva para nada, es una plataforma invisible de lanzamiento a lo desconocido, lo mismo que vestirse o ser una buena persona o masticar chicle, todo es, nada es. Por las dudas agárrense de las sábanas ésta noche porque aquí no hay ni magia ni universos paralelos, es tan solo la simple realidad, somos las estrellas, estamos entre ellas y el cielo no existe. Una buena excusa para amar, llorar, sufrir y ser feliz. Me voy a dormir porque estoy agotado, hoy tuve un día de aquellos.

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