martes, 29 de abril de 2008

Pedro y los duendes

-¿Cuántos años tenés, Marcela?
-28, le contesté.
-¿Y no estás cansada de vivir? A sus 5 años, Pedro tenía esas salidas que te dejaban dada vuelta; lo mejor era que lo decía tirado en la cama, sosteniendo su cabeza con un brazo, cómo si la pregunta fuera lo que más le preocupaba en la vida. Me lo quedé mirando y sólo atiné a sonreír ante su ocurrencia.
-¿Y vos, estás cansado de vivir?
-Si, me dijo muy suelto de cuerpo.
-¿Cómo puede ser a tu edad?
-No, de lo que estoy cansado es de vivir es en esta casa, porque siempre estoy solo y mi mami trabaja mucho para que a mi no me falte nada, pero yo tengo otro lugar donde vivo y ahí no me canso nunca.
-Y contame, Pedríto, ¿cómo es ese lugar y dónde queda?
-Queda acá mismo, en mi patio, en esa planta grande que plantó mi mamá el año pasado en una maceta. Allí viven mis amigos los duendes y con ellos me río mucho. ¿Sabes por qué? Por empezar, porque ellos siempre están contentos y se conforman con cosas re chiquitas para nosotros pero enooooormes para ellos.
-¿Por ejemplo?
-Y, por ejemplo... ¿Viste que ustedes siempre están perdiendo las biromes, los encendedores y los clips para el pelo? Bueno, son ellos que se los llevan para hacer sus casas
-¿No me digas? ¿Eran ellos entonces?
-Si, son ellos. A las biromes las van apilando una al lado de la otra, con la punta que escribe para arriba, esas son las paredes de sus casas y con la tinta pintan el techo que es un cielo repleto de estrellas.
-Y con los encendedores, ¿qué hacen?
-Los usan para cocinar y para calentarse en invierno
-¿Y con los clips?
-A los clips los van enganchando unos con otros para fabricar escaleras re largas. ¿Sabes para que usan esas escaleras? Para llegar hasta las estrellas. Porque ellos tienen una misión: llevar hasta las estrellas todos los deseos míos y los de mi mamá.
-¿Y se puede saber cuáles son esos deseos? ¿Vos qué le pedís a las estrellas? Pedro hizo un silencio y al rato, contestó:
-Yo no les pido muchas cosas porque se van a cansar de mí: lo primero de todo es que mi mami no trabaje tanto, lo segundo, es que siempre, siempre estemos juntos y lo tercero...
-Decime, mi amor, ¿cuál es el tercer deseo? ...
-Que mi mami se case con Hugo...
-¿Estás seguro de este último deseo? No te noto muy convencido.
-No, no estoy muy convencido, pero ese deseo es el de mi mami, no el mío y ella es tan buena que yo quiero que sea feliz y además, me gustaría tener más hermanitos para jugar con los duendes.

Salí de la casilla precaria después de darle un beso a Pedro y un abrazo a su madre, quien me despidió con una mirada asustada y expectante.
Mientras viajaba en el taxi que me llevaría de vuelta a la oficina escribí el informe: “Pedro es un niño normal, vive en un ambiente adecuado y estable. No es fantasioso y se nota bien alimentado y educado.
Sería muy perjudicial para el niño separarlo de su madre y de sus duendes...” Sonriendo taché las cuatro últimas palabras y guardé el borrador en la cartera. Un duende verde que colgaba del espejo retrovisor del auto, me hizo un guiño y yo le devolví el gesto agradecida.

No hay comentarios: