jueves, 9 de octubre de 2008

Rutinas de hipódromo, por Celia (Ganador foro de cuentos LNOL)

-Justo cuando arrancaron los caballos cayó a mi lado, blandito, como si las piernas se le derritiesen. Nadie en la tribuna se dio cuenta; no era momento de fijarse en esos detalles, la carrera había comenzado y requería toda la atención, también la mía que había apostado por Tornasol. Una corazonada.
Lunazul, la yegua baya, le sacaba un cuerpo a medio recorrido; aproveché un segundo para mirar hacia abajo: un tiro en la cabeza. Todavía se movía un poco, los últimos estertores. Tornasol se activó de pronto. La gente enronquecía, Tornasol arreciaba. Me pregunté si sería un ajuste de cuentas. ¿Se trataría de un mafioso? Quizá... Tornasol ya rebasaba una cabeza al segundo. ¿O se habrían equivocado de objetivo? Esas cosas pasan. ¡Tornasol! ¡Tornasol primero! Qué alboroto. La gente lo deja todo perdido, la tribuna llena de habanos a medio fumar, boletos arrugados, envoltorios de chocolates, me lo decía al final un encargado de la limpieza: "señora, cuánta porquería, ¿ha visto?" y lo señalaba a él, que ya estaba muerto del todo. "¿Lo conocía, era algo suyo?" Entendí sus dudas. "Mi marido. Pero puede recogerlo con todo lo demás, descuide"- respondí. Y lo barrió entre papeles, chicles, mondas de mandarina?

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