miércoles, 29 de octubre de 2008

Casimiro

Casimiro es un hombre con todas las letras, aunque algo despistado.
Desde que lo conocí me enternecieron sus modales pausados y su mirada profunda, que parecía atravesarme. Tiene costumbres extrañas y habla consigo mismo, aunque lo hace tan bajito que no entiendo lo que dice. Conmigo casi no habla pero hace otras cosas que son mucho más interesantes, y en eso soy muy afortunada porque, a mi edad, la mayoría de las mujeres se quejan de que sus maridos ya no las atienden. Y no hablo de cursilerías; jamás me regaló flores o bombones.

Hoy cumplimos cuarenta años de casados y me hizo una confesión y una propuesta.

“Mi querida y fiel Lucrecia. Después de casi una vida juntos debo decirte que soy un ser de otro planeta, un extra terrestre. El día que te conocí había aterrizado en la Tierra, a la que me costó mucho adaptarme. Te amé apenas verte y te sigo amando. Pero hoy debo regresar a Marte y quiero que vengas conmigo. Hay cosas que allá no se estilan pero si me acompañas podríamos seguir con nuestras prácticas nocturnas, tan excitantes. ¿Qué me dices?”

Juré amarlo hasta que la muerte nos separe.

No hay comentarios: