miércoles, 29 de octubre de 2008

El Maestro, de Lili Marleen (ganador LNOL)

Caminó hacia atrás buscando un horizonte invertido en los confines del alma. No encontró ningún signo en la Naturaleza que pudiera ayudar a los hombres. Los registros akáshicos se habían esfumado y la Atlántida descansaba en algún lugar. El jardín sucumbió y sus discípulos permanecieron a su lado. La dimensión se había modificado; les quedaba una muralla dividiendo sus cerebros. En la parte izquierda conservaban la lógica y en la derecha la intuición. Sólo los vórtices de energía en un viaje lleno de giros los llevaría al paraíso perdido. Puede que los majestuosos Jardines Colgantes de Babilonía no representen ni un mito ni una utopía y que en algún momento puedan descubrir que esos jardines existen en el futuro…

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