jueves, 11 de septiembre de 2008

Voluntades compradas

Corría el año 2050 cuando el ingeniero Mariano Doménico desarrolló un invento revolucionario: una fina malla térmica que protegería a las personas tanto del frío como del calor intenso. Con su uso se podría mantener la temperatura normal del cuerpo sin necesidad de vestirse o desvestirse en exceso. Sara, una bioquímica atractiva e inteligente, quien se había enamorado de Mariano, fue parte importante del desarrollo del producto al transformar el novedoso hilado en un aerosol; sólo bastaría con rociarse el cuerpo entero antes de vestirse para comprobar su espectacular efecto. El no había tomado conciencia del impacto que ello causaría en el mundo; tampoco Sara, quien cometió la imprudencia de confiárselo a su padre, un poderoso magnate de la industria de aire acondicionado.

Cuando Mariano consideró que su producto estaba listo para patentar y comercializar apareció muerto en su laboratorio. El mismo día desapareció todo rastro de la fórmula. El forense dictaminó “muerte súbita”. Sara recordó el vino que su padre le había enviado a Mariano la noche anterior. Lloró sobre el cuerpo inerte de su amante pero se consoló pensando que había una sola voluntad que el asesino jamás podría comprar. Felizmente la fórmula permanecía intacta en su mente.

No hay comentarios: