En el vaivén de las horas dormidas
reavivas en mi pecho el aliento
y omites cauteloso mis arrebatos de olvido
omnipresente en mi andar
apartas de la roca el filo
en la vigilia expectante
sos el Ángel de mi sueño perdido
y cuando el calor abraza
torrente inagotable de alivio.
Milagro infinito del destino.
Vos, mi amigo.
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