viernes, 10 de abril de 2009

Cría cuervos

Salí a caminar por la ciudad. Era un día espléndido de sol, las hojas de los árboles caían como planeando; llegué a una plaza. Había poca gente. Me senté en un banco al lado de un señor mayor que leía el periódico. No pude evitar espiar por el rabillo del ojo el titular en grandes letras de molde: “Inédito: un cuervo sobrevoló la Plaza Mayor”.

El señor se dio cuenta y me ofreció el diario. “Me interesa solamente esa noticia” le dije. “Vea señorita, el cuervo es un pájaro al que se le atribuyen toda clase de poderes. En China casi se lo venera, se dice que alimenta a sus padres, y eso va en contra de otras creencias como que si crías cuervos te sacarán los ojos”, me contestó entregándome el periódico. “¿Dónde queda la Plaza Mayor?”, le pregunté. “Aquí mismo”. “¿Entonces, el cuervo está aquí?”

Mi corazón comenzó a latir con fuerza ante la mirada profunda del viejo. No podía sacarle los ojos de encima y al cabo de un rato era el cuervo quien me miraba.

Se alejó sin despedirse y con angustia pensé en mi madre, sola, en el geriátrico.

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