Es el verso una tijera que poda mis hojas secas
por los hijos, para que tanto no duela
el humo en el cenicero simula disolver mi pena
y esconde la soledad disfrazada de prudencia
el eco de sus voces aún se escucha y se aleja
despacito, me va alcanzando la ausencia.
Ahora el sonido es otro, el silencio da una tregua
la canilla gotea y empecinada me observa.